lunes, 18 de febrero de 2008

De (re)movimientos

Es curiosa la vida.
Ya no sólo porque de vez en cuando te encuentres en una situación y pienses "uy, esto ya lo he vivido" , como un deja vu situacional, sino porque todo llega. Y llega en su momento, el adecuado, el justo.
Si hace 2 años y medio me hubieran explicado este fin de semana, habría llorado de alegría en lugar de derramar todas aquellas lágrimas desesperadas.
Hay cosas que nunca suceden, sueños flotantes en las nubes de nuestra mente y nuestro corazón, sueños que sabemos irrealizables pero en los que nunca dejamos de depositar esperanza, como un "y si..." que alimenta nuestra alma más allá de la rutina a la que nos presentamos cada día. A veces, es realmente mejor que no sucedan y otras veces habría sido mejor que nunca hubieran sucedido. Como sueños que son, se trata de retazos inconexos con nuestra situación vital y que, por diferentes, no encajarían con nuestra realidad externa o con nuestra realidad como persona.
Mi conclusión no puede ser más fácil: las cosas suceden cuando tienen que suceder. Quizás nunca se de esa conjunción de factores que provoque las cosas, o quizás se dan pero te pillan "pasado de rosca", ya ese sueño pasó, esa oportunidad que deseaste con todas tus fuerzas en aquel minuto pasa por tu lado y ni la miras porque ese "yo" que eres ahora no coincide nada con ella a pesar de que forma parte del yo que fuiste.
En ínfimas ocasiones, el sueño de antaño aparece y te apetece, y lo asumes, y lo integras en tu vida y lo disfrutas y cuando estás metido en él, en su vorágine de sentimientos, te paras a reflexionar un momento dándote cuenta de que ese anhelo que tenías hacía un tiempo se ha dado, que lo estás viviendo, que está pasando. Te parece increíble. Y es en esa fugaz lucidez que sientes miedo, miedo ante lo grande que es que se cumplan los sueños.
Mi sueño ha llegado dos años y medio más tarde de que mi corazón lo forjara: Ha llegado un poco premeditadamente y un poco por sorpresa, pero, sea como sea, me ha encontrado perfecta, con la capacidad de cogerlo, abrazarlo y mecerlo a mi son, como una madre adormece al retoño cuando ya conoce qué ritmo lo apaga mejor. No considero vanidoso decir que me ha encontrado madura, preparada para asumir los actos y las consecuencias, las posibilidades y las incidencias, los sentimientos y los pensamientos que se deriven.
Sólo cuando estamos preparados para ellos, los sueños se materializan. Todo lo que se nos presente a destiempo, está condenado a soñarse por siempre.
Pero yo, y quizás sea sólo por esta vez, no pienso dormirme.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

1. ¿Por qué este post aparece y desaparece?

2. ¿Existe el azar?

Cris Morales dijo...

Amig@ anónimo,

Grandes enigmas los que plantea. Y no tengo respuestas a ninguno de los dos.

Anónimo dijo...

Esperaba más...
Quiero más...

Tu amig@ anónim@

Ricard dijo...

y los sueños... sueños son

no creo en el azar, tampoco en el destino... aun menos creo en mi mismo.

solo creo en lo que veo, en lo que leo

y ahora te leo