Te dije que escribiría un blog y que se llamaría como tú me llamas a mí, mandarina, media mandarina, tu media mandarina, pero no lo leerás porque no recordarás nada de que te lo dijera, como no has recordado muchas cosas. Aunque nunca me importó.
Hace apenas 24 horas que hablamos. De nuevo, dimos vueltas a temas cotidianos evitando entrar de lleno en temas importantes. Me habría gustado decirte que me estoy volviendo loca, que necesito saber y que el heche de no saber me hace imaginar, teorizar de una manera histérica y fuera de lugar. Debería recordar más a menudo que tu mente es simple, pero no despectivamente, sino que su manera de regir es llana y limpia, que no hay maldad. Sólo que no me cuentas las cosas que pasan por tu mente, no me las contabas porque ahora no nos contamos nada.
Ha empezado la cuenta atrás otra vez. No debo hablar contigo, llamarte, escribirte, contactar. Sólo sería alargar la agonía de algo que empezó a morir hace un tiempo. En ti, sobre todo, pero también en mí porque tú cada vez apostabas menos por lo nuestro pero yo, en mi estéril intento de guardar mi integridad como persona, nunca me dejé llevar del todo. Fuiste mi novio, con todas las letras, apenas hace un par de meses. Hasta entonces, no todo el mundo sabía de ti, un miedo a que no contaran conmigo si tenía pareja me embargaba. Qué tontería.
Y aquí estoy, sola. Escribiendo cosas que me gustaría decirte pero que no sabrás, porque no recordarás el nombre del blog y tampoco harás por buscarlo. Porque creo que ya no te importa. De nuevo imaginando, verdad? es lo que hace el no saber, el no poder hacerte todas las preguntas. La primera, ¿por qué no soy suficiente para que luches por mí? Le sigue si alguna vez me fuiste infiel y continúa la lista de preguntas con frases como qué sientes ahora por mí o si quieres volver. Pero yo ya sé la respuesta a algunas de esas preguntas y debería actuar en función a ellas.
Hoy Salva me ha dicho que le daba rabia verme así. A mí también me da rabia estar así y sobre todo porque quizás si esa apuesta nuestra hubiera sido completa, si nos contáramos las cosas y los pensamientos, quizás seguiríamos juntos. Peleados de vez en cuando , sí, pero juntos.
Ahora mismo me pregunto si estás feliz ahora mismo, si provocaste la situación, y me digo que te va muy bien haber cortado lo nuestro verdad? debería quedarme con ese enfado para olvidarte, para odiarte, pero me resulta imposible. Y sabes por qué? porque por encima de todo te quiero y quisiera estar contigo, abrazarte, dormir juntos, compartir mi vida, mis hijos, mis pasos contigo. Pero no así, no como hasta ahora.
Y es imposible cambiar. Todos me lo dicen. Y yo lo sé.